Cuándo eliges un colchón duro o blando, ¿lo eliges de acuerdo a tus gustos o tienes en cuenta tus necesidades?
Rejuvenecimiento de la piel, alivio del estrés, fortalecimiento de las defensas, reparación del cuerpo y equilibrio hormonal. Estas son solo algunas de las actividades que el cuerpo realiza mientras dormimos. Nosotros perdemos el control consciente, pero nuestro organismo sigue funcionando y nada más y nada menos que en su reparación y fortalecimiento.
Esta es la razón por la que dormir es una actividad diaria tan importante y a la que debemos prestar tanta atención. Optar por un colchón duro o blando no debe ser una decisión basada en la preferencia sino en lo que el cuerpo necesita.
Aquí te contamos todo lo que debes saber para elegir el colchón con la firmeza que tu cuerpo necesita.
La firmeza es el nivel de soporte que aporta el núcleo de un colchón al cuerpo. ¿Qué? Sí, la firmeza no es sinónimo de dureza, un material firme puede ser flexible y resistente a la fuerza aplicada para su hundimiento. Por tanto, es el soporte al dormir aquello que garantiza que la columna se mantenga alineada.
¡Atentos! Ningún colchón es del todo duro o blando, una superficie completamente dura sería un canapé, una blanda para dormir sería una hamaca y nadie quiere dormir siempre en alguna de ellas. Por eso, ningún colchón del mercado es estrictamente duro o blando.
Los colchones varían en su nivel de firmeza. La firmeza viene dada por el tipo y características del núcleo con que está fabricado.
Se ha creado una cierta creencia en que los colchones duros o de firmeza alta son mejores, cuando lo cierto es que el mejor colchón es aquel que se adapte a lo que necesitas y le brinde un máximo de confort al cuerpo.
Esta es una de las características que tiene mayor importancia al momento la elección de un colchón duro o blando, porque del peso depende la fuerza que se aplique al núcleo y su hundimiento. Para personas de bajo peso, es decir uno menor a los 60 kg es preferible un colchón de firmeza media baja, ya que no aplican la suficiente fuerza para hundir el núcleo y en consecuencia pueden percibir el colchón duro.
Quienes tienen un peso entre los 70 y 100 kg, pueden optar por colchones de firmeza media o media alta, pues, aunque el centro del colchón sea bastante firme, el acolchado que lo acompaña hace que la estructura sea más confortable como un colchón blando.
Ahora bien, para quienes tienen un peso mayor a los 100 kg, es mejor un colchón duro o de firmeza alta o muy alta. Hay que tener en cuenta que, el peso en un colchón blando o de firmeza baja o media, hace que en el colchón se produzca un mayor hundimiento y por tanto no se garantiza un soporte idóneo y es cuando aparece el dolor de espalda.
Este es un criterio muy importante, pero no definitorio. Porque no siempre dormimos en la misma posición y menos nos mantenemos igual durante la noche. Pero, si en tu caso predomina dormir de boca abajo o boca arriba, lo mejor es elegir un colchón duro, pero con buen acolchado para que haya adaptabilidad en hombros y pelvis.
Mientras que si eres como la mayoría y prefieres dormir de lado (posición recomendada) se necesita de un colchón de firmeza media. Cuando dormimos de lado los hombros, las caderas y los tobillos ejercen mayor presión sobre el colchón y requieren hundirse para mantener la columna en perfecta posición. Si se tiene un colchón duro, la columna se desnivela y se produce el molesto dolor de espalda.
La variable de la edad es muy fácil de manejar para comprar un colchón duro o blando. Para los bebés no es nada recomendable los colchones blandos, en este caso se opta por colchones de firmeza media, pero siempre con la precaución de que el material de elaboración sea bastante transpirable para evitar asfixias.
Los niños que se encuentran en edad de crecimiento tampoco deben dormir en colchones de firmeza blanda. Como sabemos, al dormir se producen varios procesos orgánicos relacionados con la regeneración, crecimiento y desarrollo, por lo que propiciar una mala postura con un colchón blando es perjudicial.
Mientras tanto, para los jóvenes y adultos se recomiendan superficies un poco más suaves, pero con buen nivel de firmeza, es decir, que mejor un colchón duro. Claro, que es estos casos hay que considerar si se padece de alguna condición o enfermedad en la que se recomienden colchones blandos, como por ejemplo, las hernias discales.
La espalda necesita mantenerse alineada, esto supone que, al dormir, las curvas del cuerpo como las caderas y los hombros deben estar un poco por debajo en la alineación. Por tanto, no podemos dejarnos llevar por un colchón duro, sino más bien firme y adaptable.
Tampoco nos funciona un colchón demasiado blando porque entonces la columna no queda alineada sino curva y es cuando se producen los dolores. Como siempre, lo mejor es buscar el equilibrio entre soporte y adaptabilidad.
A la hora de elegir un colchón, cuida que tenga un núcleo firme, pero que venga acompañado de un buen acolchado. Los núcleos de espuma Hr o muelles ensacados suelen ser bastante firmes, por lo que, se recomienda que vengan acompañados de un acolchado visco. Mientras que los colchones de látex son más flexibles, por tanto, más adaptables, así que su acolchado puede ser otro tipo de espuma.
Un colchón promedio debe poder hundirse, aunque sea un mínimo, cuando ejercemos presión sobre él. La presión que podemos usar como referente puede ser nuestro propio cuerpo, si al acostarnos sobre un modelo, este no se hunde ni un poco, es porque requiere de una mayor presión, por tanto es un colchón demasiado duro para nosotros, pero tal vez sea un buen colchón para una persona de mayor peso.
Este mismo referente podemos tomarlo para evaluar si es un colchón demasiado blando. Por ejemplo, si al acostarse no se siente ningún soporte, es como estar en una hamaca o colchón de agua. Aunque esta sensación puede ser en principio agradable, a largo plazo no es sano. Un colchón muy duro o muy blando puede traer terribles consecuencias, la mejor opción es un colchón con equilibrio en soporte y adaptabilidad
¿Es un colchón nuevo? Si es nuevo, calma, que seguramente pasa que necesitas adaptarte a él. También puedes jugar con la temperatura de la habitación, hay materiales que bajo temperaturas bajas se vuelven extra firme, ya cuando la temperatura es menor se vuelven más suaves.
Si ninguna de estas primeras opciones ha funcionado y ya llevas varias semanas sin descansar y los dolores de espalda están apareciendo, puedes optar por un topper, estos son cubrecolchones hechos de diferente materiales y pueden mejorar significativamente la sensación de dureza de tu colchón.
Finalmente, recuerda que no hay un colchón duro o blando del todo, los colchones varían en firmeza y adaptabilidad. Para encontrar el mejor colchón siempre debes buscar el punto medio entre estas características y pensar en las necesidades de tu cuerpo. Debes tener en cuenta que, un colchón duro o muy blando tiene implicaciones negativas en tu descanso. Equilibra gusto, confort y salud.
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